Escudo Cáceres

ESCUDO CACERES

El escudo de la ciudad de Cáceres posee la siguiente descripción heráldica: En un campo partido, de gules (rojo), un castillo oro (amarillo o dorado), almenado de tres almenas, mamposteado de sable (negro) y aclarado de azur (azul); y de plata, un león rampante, de púrpura (con frecuencia de gules), linguado del mismo esmalte (color), uñado y armado de plata y coronado de oro. Al timbre corona real cerrada que es un círculo de oro, engastado de piedras preciosas, compuesta de ocho florones de hojas de acanto, visible cinco, interpoladas de perlas y de cuyas hojas salen sendas diademas sumadas de perlas, que convergen en el mundo de azur o azul, con el semimeridiano y el ecuador en oro, sumado de cruz de oro. La corona forrada de gules o rojo. El escudo de la ciudad de Cáceres se creó el 23 de abril de 1229 cuando el rey Alfonso IX de León reconquistó la ciudad y la ciudad empleó como su blasón el escudo del monarca compuesto por un león (véase Escudo de León). A partir de los reinados de Fernando IV, el Emplazado y Fernando III de Castilla parte de la población de la ciudad, de origen castellano y enfrentada a la de origen leonés, gallego y asturiano, comenzó a utilizar las armas del rey de Castilla (un castillo de oro en campo de gules) como blasón de la ciudad. De esta forma en la ciudad de Cáceres se emplearon dos escudos: el original, empleado por el bando leonés y el de Castilla, empleado por los castellanos. En el año 1477 la reina Isabel la Católica ordenó que la ciudad de Cáceres adoptase un único escudo (el actual) en el que apareciesen unidas las armas de los monarcas de Castilla y de León.

HERALDIA CASTELLANA

La presencia humana en la ciudad Cáceres se remonta a la prehistoria, convirtiéndola en este ámbito la más destacada de Extremadura. En la zona denominada “Calerizo” existen varias cuevas, como la de Santa Ana, El Conejar y Maltravieso, donde se han encontrado restos humanos, pictóricos y algunas cerámicas y utensilios, todos estos datados entre el Paleolítico Superior y el Neolítico. El suelo calizo fue idóneo para el desarrollo y el crecimiento de plantas y animales en la Ciudad de Cáceres, convirtiéndola en un lugar destacado para los asentamientos en épocas prehistóricas. En los siguientes enlaces encontrarás información actualizada sobre las distintas cuevas y su evolución, así como de los primeros pobladores de nuestra ciudad:

LOS CACERES EN LA JUDEIDAD

Judería Vieja ::: La presencia documentada de judíos en Cáceres se remonta al siglo XIII con el Fuero de Cáceres (1229)otorgado por el rey Alfonso IX de León. En él hay ocho capítulos relacionados con los judíos de los que se deduce su presencia desde época musulmana. La judería cacereña contaba con unos 130 judíos. En 1479 la judería de Cáceres es de unos 130 judíos casados, esto es, sobre 650 vecinos judíos, para un total de población en torno a los 10.000 habitantes. La comunidad judía de Cáceres aparece descrita como aljama en 1474, en el Repartimiento hecho a los judíos por el Rabí Jacob Aben Núñez, el juez mayor de los judíos en tiempos de Enrique IV de Trastámara. El cuantioso tributo aportado al erario real, 8.200 maravedíes, situaba a la aljama de Cáceres entre las cinco primeras de Castilla.

Judería Nueva ::: En 1478 año en el que se obliga a los judíos a agruparse en un solo barrio, empieza a tomar cuerpo urbano la Judería Nueva alrededor de la Plaza mayor cacereña. No se puede observar con claridad la antigua composición del barrio aunque se sabe que éste expandía entre las calles De la Cruz y Paneras. Es de suponer que la sinagoga se situara en el actual Palacio del Marqués de la Isla. Documentado está que en esta Judería vivieron judíos de prestigio como el sastre Moshé Cohen –hijo de Salomón Cohen- y Samuel Arrof. Y parece ser que a la familia cacereña de los Cohen perteneció a la llamada Casa de los Trucos o Palacio de los Galarza, en la calle General Ezponda y que allí vivió el conocido rabino Sergas Cohen. Judíos cacereños que hubieron de abandonar esos lugares correspondían apellidos como Kuriat, Coriat, Casseres, Alburkerk y tantos otros que dieron vida a esos mismo enclaves que hoy rescata la memoria histórica.